El arranque de 2024 ha dado muestras de una desaceleración económica importante. El Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), una buena proxy a lo que sería un PIB mensual, aumentó apenas 1.99% con cifras originales durante enero de este año, pero el problema es que a tasa mensual con cifras desestacionalizadas ligó su cuarto mes con disminuciones, siendo la de enero de -0.6%.
Por su parte, el volumen físico de la actividad manufacturera creció sólo 0.07% a tasa anual durante enero, mientras que los ingresos de los establecimientos comerciales al menudeo cayeron 0.8% y los del comercio al por mayor -3.5% en el comparativo de enero de 2023 y el mismo mes de 2024.
No estoy diciendo que este vaya a ser un mal año para la economía nacional; solo quiero ilustrar que hay dificultades en el camino. Pero no obstante lo anterior, el gobierno federal plantea un escenario macroeconómico y fiscal para este año, demasiado optimista y que no corresponde a la realidad que estamos viviendo.
El pasado 27 de marzo, en cumplimiento a lo que marca la ley, la Secretaria de Hacienda y Crédito Público (SHCP) entregó al Congreso de la Unión los Pre-Criterios Económicos 2025, en los que plasma sus expectativas de cómo se comportaran las principales variables económicas, así como la situación esperada para las finanzas públicas durante 2024 y 2025.
Como suele suceder con este tipo de documentos, al ser el gobierno federal un creador de expectativas para los agentes económicos, pues vemos un documento por demás optimista en cuanto al desempeño esperado de la economía del país, pero lo que debe preocuparnos son las proyecciones de deterioro de las finanzas públicas que plasma el propio gobierno, aunque intenta matizarlas poniendo su expectativa de nivel de endeudamiento público respecto al PIB en un nivel “manejable” de 50.2% al cierre de 2024 y de 2025.
Marco Macroeconómico 2024-2025
Respecto al Marco macroeconómico 2024 – 2025, vemos que la SHCP prevé que el PIB crecerá este año en un rango de entre 2.5% y 3.5%, mientras que para 2025 espera que aumente entre 2.0% y 3.0%. Desde mi punto de vista, estas tasas de crecimiento son optimistas, aunque si estaremos creciendo en torno a un 2.4% este año y 1.9% en 2025, debido a los siguientes factores: a. La fortaleza del mercado laboral, b. El incremento de los ingresos reales de la población ocupada, c. La entrada de remesas; d. La fortaleza de la inversión física pública y privada; y el más importante, e. El enorme déficit fiscal que tendremos este año y que seguramente se mantendrá durante 2025, pero este preocupante asunto lo comentaré más adelante.
La SHCP estima que la inflación de 2024 será de 3.8%, mientras que en 2025 será de 3.3%. Considero que ambas metas de inflación no son realizables por las razones que expuse en mi editorial del pasado 17 de marzo titulado “La lucha contra la inflación está perdida”. De manera general, explico que derivado de la fortaleza del consumo privado, por el incremento de la base monetaria de 12.5% anual y el déficit fiscal esperado para 2024, será muy difícil que la inflación baje a menos de 4.0% en 2024. De hecho, en la más reciente Encuesta Citibanamex de Expectativas, e promedio de los pronósticos ubican la inflación de este año en 4.15%, mientras que la de 2025 está en 3.76%.
En cuanto al tipo de cambio, la SHCP estima éste cerrará en 17.80 pesos por dólar en 2024 y en 18.00 pesos por dólar en 2025. Al momento de escribir estas líneas un dólar cuesta 16.55 pesos. ¿Qué sucederá con el dólar? Es imposible saberlo. El precio del dólar tal vez sea la variable más difícil de predecir en este momento. Hay tres fuerzas que en ahora le dan solidez al peso: a. Entrada de divisas por exportaciones, remesas, inversión extranjera directa y de cartera, narcotráfico, etc.; b. La política monetaria restrictiva por parte del Banxico, que mantiene su tasa de interés objetivo en 11.00%, nivel el doble de alto que la tasa de fondos federales del Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED); y c. Hay muchos especuladores apostando a favor del peso mexicano.
En GAEAP consideramos que una vez que inicien formalmente las campañas presidenciales en Estados Unidos, ambos candidatos Joe Biden y Donald Trump, comenzarán a culpar a México de muchos de los males por los que atraviesa nuestro vecino del norte. Seguramente Donald Trump dirá que, para alinear a México con los objetivos estadounidenses en materia de migración, tráfico de drogas y cerrarle la puerta a la inversión extranjera china en nuestro país, se tomarán medidas en contra de México como subir aranceles de manera unilateral. En función de lo anterior, es de esperarse una apreciación del dólar frente al peso mexicano. De esta manera, nuestra estimación es que el dólar cerrará el 2024 en torno a los 18.20 pesos y el 2025 en 18.80 pesos por billete verde, aunque estas estimaciones muy probablemente no se cumplirán.
Con relación a la tasa de interés de los Cetes a 28 días, la SHCP estima que éstos se ubicarán al cierre de 2024 en 9.50% y al cierre de 2025 en 7.00%. Esta proyección parece demasiado optimista a la luz de que la inflación no bajará como lo prevén el Banxico y la SHCP, como lo señalé líneas arriba. De hecho, de acuerdo con los resultados de la subasta de Cetes del lunes 25 de marzo, la tasa de interés implícita anualizada que estima el mercado para los Cetes a 28 días está en un nivel de 11.12% para dentro de 91 días, en 10.94% para dentro de 176 días y de 10.20% para dentro de dos años.
Lo anterior implica que el mercado anticipa que el rendimiento de los Cetes a plazo de 28 días estará en un nivel 4 centésimas de punto porcentual más alto que el de ahora dentro de 6 meses y luego comenzará a disminuir paulatinamente 0.74 puntos porcentuales hasta llegar a 10.20% dentro de dos años.
Es evidente que el mercado no ha incorporado las expectativas de bajas de tasa de interés, lo que sugiere alguna de las siguientes dos cosas: a. No hay un mercado perfecto de bonos y los participantes en el mercado primario de Cetes están ofreciendo posturas demasiado caras para el gobierno federal; o b. Efectivamente las tasas de interés no van a bajar porque la inflación tardará más tiempo de lo estimado en estar por debajo del 4.0%, mucho más tiempo será el que habrá que esperar para ver la inflación llegar al objetivo puntual del Banxico de 3.00%.
Finanzas públicas 2024-2025
Ahora, en cuanto al desequilibrio fiscal, los Pre-Criterios 2025 son bastante reveladores del deterioro que está viviendo el país.
En primer lugar, destaca que los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP) para 2024 no serán de 5.4% del PIB como se nos dijo cuando se aprobó la Ley de Ingresos, sino que serán de 5.9% del PIB. Esto implica que este año el sector público federal se endeudará en casi 2 billones de pesos adicionales, lo que pondrá el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP), que es la medida más amplia de la deuda, en 17.047 billones de pesos al cierre de 2024. Con estas cifras, queda claro que con un déficit fiscal de 5.9% del PIB para lograr una meta de crecimiento del PIB para este año en un rango de 2.5% a 3.5%, pues resulta evidente que el principal motor del crecimiento es el gasto del gobierno federal.
Como si no hubiera un componente inercial del gasto público, y prácticamente ignorando el hecho de que una mayor deuda pública conduce a mayor costo financiero de la deuda (para 2024 se estima en 1.228 billones de pesos y para 2025 en 1.230 billones), la SHCP estima que el déficit fiscal se reducirá a la mitad del que tendremos este 2024 y que será de apenas 3.0% del PIB en 2025. Esta proyección no se va a cumplir, aunque las proyecciones de crecimiento de los ingresos tributarios del gobierno son bastante agresivas.
Para 2024 estiman que los ingresos tributarios crezcan 14.6% y para 2025 esperan un aumento de 14.7%. Esto es indicativo de que viene una reforma fiscal, que el “terrorismo fiscal” va a aumentar o que le van a cobrar impuestos a quienes actualmente no pagan.
En este sentido, la SHCP y el SAT deberían tomar medidas para cobrar correctamente los impuestos al comercio exterior, cerrándole la puerta al contrabando técnico y bronco, así como a la evasión de impuestos en las importaciones vía empresas de mensajería originarias de China que abusan de la figura del de minimis.
A manera de conclusión podemos decir que los Pre-Criterios 2025 son un listado de buenos deseos de desempeño económico con un evidente deterioro fiscal significativo. Las cifras presentadas no cuadran con la realidad y ponen a México en una situación delicada. No hay un plan realista para bajar el déficit fiscal de 5.9% del PIB en 2024 a 3.0% del PIB en 2025, si no hay una reforma fiscal y se le comienzan a cobrar impuestos a quienes no pagan, el país puede entrar en una peligrosa espiral de deuda que dé al traste con lo poco que se ha logrado avanzar en materia económica en este sexenio.
Alejandro Gómez Tamez*
Director General GAEAP*
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