La mayor amenaza para la estabilidad económica de México

El 1 de octubre comenzó un nuevo sexenio en México, el de Claudia Sheinbaum Pardo. Asume la presidencia de la República en un momento en el que México enfrenta enormes retos en materia económica, entre los cuales destacan la desaceleración de la actividad productiva y el desequilibrio de las finanzas públicas.

Se espera que la pérdida de dinamismo continúe en lo que resta del año y a lo largo de 2025, requerirá atención y estrategias efectivas para mitigar sus efectos. El grupo financiero más reciente en sumarse a la ola de pesimismo respecto de la evolución económica esperada fue BBVA, que movió a la baja sus pronósticos de crecimiento de la economía mexicana para este año a tan sólo 1.2 por ciento. Ello, principalmente por la prolongada debilidad de la demanda interna (consumo e inversión), que se espera continúe.

Para el 2025, BBVA México también disminuyó su expectativa de crecimiento, al pasarla a 1.0%, pero, de acuerdo con la entidad financiera, ese año podría ser aún más baja si no se mitiga la incertidumbre que ha generado la reforma judicial.

Este menor dinamismo económico implica menor crecimiento de la recaudación fiscal en un contexto en el que lo que le urge al gobierno son recursos para hacer frente a los compromisos de un mayor gasto social. La menor dinámica económica también implica menos creación de puestos de trabajo e inclusive pérdida de algunos de los que a existen. Por eso hay que ponerle un rostro humano al problema.

En este sentido, el INEGI recién informó que la tasa de desocupación en México repuntó hasta 3.0% en agosto, con lo que ligó tres meses al alza y alcanzó su nivel más alto en 12 meses. Este rebote en la tasa de desocupación se debió a la reducción de casi 627 mil personas ocupadas en agosto, respecto al mes previo. Además de que el número de personas desocupadas se incrementó en 50 mil 850 en dicho periodo.

En este contexto de pérdida de empleos y desaceleración económica, la presidenta Claudia Sheinbaum, ha mencionado que una de sus primeras propuestas en favor del ingreso de los mexicanos es buscar un aumento al salario mínimo del 12% para 2025. ¿Es correcto este aumento, de al menos casi tres veces la inflación en el contexto económico actual?   Desde mi punto de vista no lo es y ahora si agravará el problema de informalidad laboral en el país, la cual durante el mes de agosto de este año representaba a 32.4 millones de personas de la población ocupada, equivalente al 54.3% del total.

Para complicarle las cosas aún más a los empresarios formales, la presidenta ha reiterado su deseo de avanzar en la reforma para disminuir la jornada laboral a 40 horas semanales, la cual ha dicho también que ocurrirá de manera gradual y con el apoyo de trabajadores, empresarias y empresarios. Esta reforma podría llegar antes de que concluya el año y entrar en vigor a partir del 2025.  

Todos estos temas son preocupantes y seguro veremos más signos de deterioro económico conforme avanza el año, pero desde mi punto de vista el mayor reto de todos en materia económica en este momento es el de estabilizar las finanzas públicas.

Pero antes de entrar en la materia de lo que enfrentamos, es importante precisar que cuando hablamos de deuda pública, las cantidades son inmensamente grandes y nuestro cerebro tiene dificultades para entenderlas Entonces, para poner las cosas en contexto, veamos lo siguiente:

Supongamos que tienes un trabajo que te paga un peso por segundo, o 3,600 pesos por hora.

Eso equivale a 86,400 pesos por día y unos 32 millones de pesos por año.

Con ese trabajo, te llevaría 31.5 años ganar mil millones de pesos.

Con ese trabajo, te llevaría más de 31,688 AÑOS ganar un billón de pesos.

La deuda pública actual de México es de 16.6 billones de pesos.

¡En esa magnitud estamos endeudados! Pero a continuación el detalle de la situación:

México es un país que año con año se endeuda, producto de que el sector público gasta más de lo que obtiene de ingresos, eso ya lo sabemos. El tema es qué tanto nos endeudamos y la preocupación surge cuando la diferencia entre ingresos y gastos públicos (llamado déficit fiscal) como proporción del PIB va en aumento al paso de los años, como ha venido sucediendo en México. 

Al 1 de diciembre de 2018 el saldo de la deuda neta del sector público federal fue de 10.731 billones y este total estuvo conformado de una deuda interna de 7.09 billones de pesos y 198.06 miles de millones de dólares (mmdd).

Al 30 de septiembre de 2024, el saldo de la deuda neta del sector público se incrementó hasta llegar a los 16.660 billones de pesos, cifra integrada de una deuda interna de 12.41 billones de pesos y 216.8 mmdd.

De esta forma, aunque él diga lo contrario, queda claro que hasta un mes antes de que concluyera su sexenio, con López Obrador la deuda neta total creció en su mandato en 5.93 billones de pesos, cantidad equivalente a un alza de 55.25%. Esto es producto de que la deuda interna subió en 5.32 billones de pesos, mientras que la deuda externa se elevó en 18.74 mmdd.

Como lo he comentado en innumerables ocasiones en este espacio, México tendrá un déficit fiscal de 5.9% del PIB este año, lo que implica un endeudamiento de casi 2 billones de pesos en 2024, por lo que se proyecta que el saldo de la deuda del sector público al cierre de este año sea de 17.05 billones de pesos.   De esta manera, se espera que el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP), que es la medida más amplia de la deuda, podría ubicarse en alrededor de 50.8% del PIB cuando finalice 2024.

La actual situación fiscal, con un déficit público estimado del 5.9% del PIB que generará un crecimiento de 1.5% en el mejor de los casos, ya ha sido observado por las calificadoras de riesgo y exige medidas para lograr una consolidación fiscal que reduzca el déficit a al menos 3.5% del PIB en 2025. Para alcanzar este objetivo, el gobierno debe considerar tanto el aumento de los ingresos como la reducción de los gastos en un equivalente a 2.4% del PIB.

De manera agregada, si el año que viene se cometiera el error de disminuir el gasto de inversión en 0.5% del PIB y se obtuvieran ahorros por parte del costo de la deuda en 0.6% y se combatiera la informalidad, aumentando la recaudación en 0.8%, aún quedaría pendiente una reducción del déficit en 0.5% del PIB para lograr a la meta de la consolidación fiscal en 2025. Aunque es altamente probable que ciertos supuestos no se cumplan por la desaceleración económica que enfrentamos, adema de que estas proyecciones no consideran los mayores compromisos de gasto social por parte de la presidenta.

La presentación del Paquete Económico 2025 antes del 15 de noviembre será el acontecimiento en materia económica más importante en lo que resta del año, además de que proporcionará la pauta del nivel de compromiso con la estabilidad fiscal de este nuevo gobierno. BBVA ha advertido que la deuda del sector público podría llegar a representar el 60% del PIB para el año 20230. La evolución del SHRFSP podría encender focos amarillos en algunas agencias calificadoras y terminar afectando la calificación crediticia soberana, tipo de cambio y tasas de interés. Indudablemente, la disciplina fiscal será la clave para evitar este escenario.

Son tiempos de mucha incertidumbre y necesitamos estar informados.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

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